Hoy, para variar, debería estar
haciendo otras cosas más urgentes. Pero no, yo no soy así, a mi me gusta sacar
a superficie lo que me nace. Lo que me de la gana. Y hoy eres tu. No hay ningún
plan. No planeo sacar nada de esto. No voy a volver a hacerlo. Este es el
saludo y la despedida. Como mandar la carta y cambiar de dirección, no quiero
respuesta (no me des ninguna). Y me gusta saber que si por alguna remota
posibilidad llegas a leer esto, vas a ser la única persona que sabe a quien le
escribo, porque lógicamente, eres tu. Había escrito ya un par de líneas hace
unas semanas atrás, pero creo que fueron más bien escritas con ira y no te
gustarían mucho. Hoy, las cosas ya cambiaron. Ya paso algo de tiempo y no hay
necesidad de ser cruel porque no me siento cómoda en ese papel. Así no me
guste, no lo soy. A veces tendría que intentarlo, tienes razón, a veces confío
muy rápido en la gente, le tengo fe, creo en ella. Sin embargo, no recuerdo el
nombre de alguien y que por más insignificante que haya sido, no me haya
decepcionado antes. Porque es verdad, la gente decepciona, sí. Y nos hacen
sentir mal, y queremos no haberles confiado muchas de nuestras cosas, de
nuestra vida, de nuestros logros o hasta de nuestros secretos o nuestras penas.
Porque nos vemos vulnerables frente a ellos. Este es un tema interesante, e
hiciste que me cuestionara mucho acerca de ello el tiempo que pasamos juntos,
abriste mis poros. Mis dudas. Mis capas. Pero la verdad es que las personas son
así porque es parte de haber sido creados con la libertad de decidir pero
también con la potestad de sentir, de dejarse llevar por sus impulsos. Y una
línea muy delgada está dibujada entre saber lo que haces y simplemente hacerlo
porque tu corazón así te obligó a hacerlo. En ese trance la gente que es buena
puede desilusionar a otros, incluso a otros que le importan de verdad. Existe
obviamente, gente que no merece ni los insultos porque están cagados por
naturaleza y son tan tristes por dentro que solo les queda cagarla y seguirla
cagando (como un borracho por la calle que denigra a una mujer por tener
atributos algo atractivos, que se piensa con el derecho de soltar su
verborragia y que ella debe escuchar sin reprochar). Pero yo no hablo de esa
gente. Hablo de la gente que te ha querido, te ha apreciado, (te ha extrañado,)
que se ha preocupado por ti, y que aún así te ha cagado. Esa gente, mi estimado,
esa gente si vale la pena (podría decirse que esa es la gente que podría
compararse en un mínimo porcentaje con los animales, en los cuales si podríamos
confiar hasta nuestras almas). Sino deberías preocuparte, porque serían
máquinas y el fin del mundo se estaría aproximando (y no queremos eso todavía).
¿La idea de todo esto?... Realmente no la tengo, tal vez nunca pueda pararme
frente a ti en un estrado para leerte mi discurso, el cual escucharías y no te
tomaría más de dos segundos para refutarlo, cuestionarlo y disminuirlo,
voltearme la torta y sentir que tienes la razón. Créeme, lo se. Tal vez la idea
sea solo querer que sepas lo que pienso (alguna vez me dijiste que te
importaba, tal vez aún lo haga).
Confianza, que palabra tan
complicada. Pero, como yo lo veo, es imposible ir por la vida sin confiar en
nadie; es como estar preso en la peor de las celdas: uno mismo. Y es que la
mejor forma de averiguar si puedes confiar en una persona es confiar en ella.
Verla, conocerla, y darle una oportunidad. Si bien confiar en todos es
insensato, lo se porque muchas veces confié y no tuvo un final feliz; pero no
confiar en nadie es estar solo y la soledad solo es buena por ratos, no como
una compañera eterna. No podemos vivir como islas, sin tener a quien contarle
nuestra vida, nuestras huevadas, hasta nuestras tonterías diarias. Tal vez solo
estoy divagando, parafraseando, soltando ideas, sin sentido, o tal vez sí lo
tengan. No lo se, no se muchas cosas, y de muy pocas estoy segura, pero dentro
de las que sí se, es que unos cuantos meses no son nada, y tal vez no llegamos
a conocernos como hubiera(mos?) querido. Pero "algo de confianza
hay", no en vano caminamos tanto y gastamos saliva y cuerdas vocales por
las puras. Aunque a veces sentí que nunca confiabas en mi, que muy pocas veces
me creías o que poco te importaba, siempre fui honesta contigo. Hasta en los
momentos en los que pude ahorrarme ciertas vergüenzas, preferí terminar con los
cachete rojos y ser sincera. Espero que lo sepas, aunque ya te lo haya dicho
muchas veces.
No se que hubiera pasado si las
cosas se hubieran dado de manera diferente, no lo voy a pensar tampoco, porque
no sería muy saludable. Te dije que todo ese tiempo confié en ti y planeaba que
se quedara así, aunque me he guardado ciertas cosas que preferí no mencionar
porque ya no cabían dentro del caso nuestro, ya no cabían dentro de nada. Yo no
puedo meter las manos al fuego por nadie, por ti tampoco, nunca imaginé que
fueras perfecto (yo mucho menos), pero sí te he creído y te brindé todos los
beneficios de la duda. Cuando al inicio te decía que creía que solo estabas
jugando era honesta, te lo juro. Fue el tiempo y el conocerte lo que hizo que
creyera en ti, te entendiera más o menos, y
me de la oportunidad de abrirme contigo. Yo también venía quebrada de
una relación pasada, y lo conversamos. Eso también fue agradable, me ayudo a
descifrarte un poco más (aunque nunca lo logré del todo, muy claro lo tenemos
jaja). ¿Ves? No seguimos viéndonos y no me arrepiento de haberte contado tantas
cosas sobre mi, personales, estúpidas, profundas, banales, sin sentido y con
algo de el también. Porque creo que lo valías, y que a pesar que ahora no somos
ni amigos puedas quedarte con esa parte de mi, de haberme conocido. Muchas
veces noté que "hacerte el huevón" era uno de tus dotes principales,
pero nunca refuté nada porque no soy de las que lo hacen, ya el drama era un
viejo amigo que no pensaba volver a llamar, menos contigo. No me molestaba como
eras, no me molestaba que a veces desaparecieras, no me molestaba que
estuvieras como ausente por momentos, no me molestaba que no me contaras las
cosas malas que te pasaban, no me molestaba que seas poco cariñoso o
comunicativo, no me molestaba tener que sacarte las cosas a cucharadas a veces,
nada de eso. No podía soportar que ya me había dado cuenta que jamás me ibas a
dejar entrar, no al menos en ese momento de tu vida. Y no poderte culpar por
eso, me causaba más frustración aún. Cada uno es como es, y eso no es mérito
para culpar al otro. Yo no iba a hacerlo contigo.
Gracias por las charlas y las
caminadas que nunca terminaban en comida sana, más bien en grasas y chatarras;
por ser el único que dejó que le sacara conejos de los dedos, así te dolieran,
siempre volvías a darme tu mano. Era con cariño jaja. Ahí sí sentía que
confiabas en mi. Gracias por dejarme elegir los asientos la primera vez que
fuimos a ver una maldita película, estabas nervioso y deslumbrado con mi
encanto, lo se, no hay necesidad que me lo expliques jajaja. Gracias por pensar
que era una creída insoportable y dejarme demostrarte que la gente habla mierda
porque tiene ganas de hablar mierda. Gracias por no abrirme la puerta y hacerme
esperar por media hora a que decidieras creerme o no, ahí empezó mi
frustración, pero te conocí más. Por darme helado y esperar tranquilo a que lo
termine cuando el tuyo ya moraba en tu panza hace rato. Por quedarte uno que
otro sábado sin salir y conversar conmigo. Por no sacar el celular cuando estábamos juntos. Por esa vez que no fuiste
a beber y preferiste aburrirte conmigo viendo la peor película de acción de la
historia, o una demasiado bizarra y con un "final alternativo"
malísimo. Creo que no tengo un buen dote para elegir dvds, tal vez fue Acasiete
que me puso nerviosa. Aunque si de nervios hablo, ningún mejor ejemplar que tu
jaja. Gracias por quedarte sentado conmigo en pleno parque durante horas así se
te cerraran los ojos. Por dejarme preparar el maíz a mí, porque tu quemabas
todo. Por pensar que nos iban a robar y preocuparte, jaja cuando solo era un
señor que quería vendernos un CD que nunca vimos, tal vez fuimos estafados y
jamás lo sabremos. Por hacer de una banca en la calle el mejor lugar para
conversar y reírme de ti. Por enseñarme que es divertido fijarse en las
texturas de las cosas. Por dejarme pagar mi parte de las cosas, soy medio
hombrecito ya lo sabes. Por caminar durante cuadras de cuadras conmigo a pesar
de tener el tobillo adolorido. Por salir conmigo los viernes cuando al día
siguiente debías levantarte asquerosamente temprano. Por nunca quedarte callado
la primera vez que nos vimos. Creo que nunca te dije que eso fue lo que más me
gustó de ti, yo soy demasiado introvertida al inicio, y que tu hablaras hasta
por las orejas me hizo sentir en confianza (ya luego volviste a tu estado
normal y solo me escuchabas -_-). Gracias porque por ti bajé mi nivel de tabaco
en los pulmones. ¡Por las películas de acción tan buenas! (y románticas aunque
no quieras aceptarlo). Gracias porque nunca te gustó el rugby, y eso hacía la
situación un poco diversa, que pudiéramos hablar de ello. Por contarme cosas
que tal vez no se las hayas contado a otra persona o a muy pocas personas (no
lo se, pero me hizo sentir que era importante para ti). Por escucharme siempre,
o tener la intención de hacerlo al menos jaja. Por tener buena memoria. Porque
compartes conmigo la casi casi misma filosofía de vida "a quien no le
guste, se puede ir a la mierda". Por haber hecho el esfuerzo de entender
que de verdad me ponías nerviosa, y no te estaba alejando. Por ser más
romántico en persona que por escrito (tal vez debí aprender un poco más eso, de
ti). Por demostrarme que eres un buen profesional, y te gusta lo que haces, que
la universidad no solo fue para estudiar sino para disfrutarla, en todos los
sentidos. Por usarme como tu back-up de fotos cada vez que las perdías. Por siempre hablarme claro y responder a (casi) todas las preguntas que te
hacía. Por gustarte mi frente (yo la detesto), pero odiar mis trenzas. Por
decirme "gorda" al segundo día de conocernos jajaja. Por jugar con mi
pelo. Por los golpes que eran con cariño según tu (maltratador). Por babearme sin importarte saber que me muero del asco. Por ver el video de esa niña psicópata y asustarte conmigo; sí, los violadores deberían estar muertos. Por nunca llegar al cine de Matucana, te esperé durante horas, infeliz, JAJA. Por no tener
problemas en ser honesto y no querer acompañarme a donde no te daba la gana. Por escaparte de tu juerga e ir a verme a una reunión. Por tomarte un par de maracus conmigo y dejarme demostrarte que paro más trago
que tu, ja. Por tus "ok" que al instante recibían los míos de vuelta.
Por nunca habernos peleado, odio pelear. Solo intercambiábamos ideas. Y siempre
respondías largo y tendido cada vez que "te cuadraba" como solías
decirme. Gracias por siempre decirme que estabas intentando ser mejor, y porque
te veía intentándolo realmente. Por ser tan relajado y a pesar de todo, ser mi
causa. Gracias por no cagarla (hasta donde yo se).
Pero no te agradezco que hayas
pensado que me aburrí o que me harté. Ojala que ahora sepas que no fue así. Y
que a veces, vale la pena luchar un poquito más si es que la otra persona te
importa de verdad, como dices. Dejar de inferir, asumir, deducir, de pensar
mal. No hablar, o hablar, es lo mismo si simplemente no haces nada para que el
otro no crea que ya no le interesas. Y tu me importabas.
Casi al final de nuestra amistad
te dije que la vida era una cadena de decisiones tomadas, que era el reflejo de
estas decisiones. Ojala siempre sigas luchando por ser mejor y contener la
ansiedad que tanto te molesta. Y ojala, de verdad, ojala que tomes las mejores. Las que te hagan feliz.
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