domingo, 16 de noviembre de 2014

El amarte.

"El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue". 
1 Corintios 13: 4-8


No encontré una definición más perfecta... Pero a la vez, tan irreal. Todos los amores son imperfectos, duelen, cuestan (tal vez muy caro). Y no todo lo soportan; el amor se agota, se cansa, va muriendo (Como diría Arjona), mejor dicho, lo vamos matando... A veces lo confundimos con cariño, con pena, con conformismo; o tal vez solo nos da miedo el sentimiento. Pero muchas veces todo termina rápido porque el amar está mal direccionado.

Antes de amar a otro, puedes empezar amándote a ti mismo. Aceptar tu sombra. Aceptar lo que eres, incluyendo todos los rasgos que no te gustan de ti, que te avergüencen. No se trata de que te felicites por ellos, pero sí de que estés de tu parte, incondicionalmente (¿sino quién?). Procurar que dentro de ti no exista solo ese juez implacable que todos llevamos dentro, sino también una voz compasiva que te acoja con amor, para no tener que buscar aceptación, el amor o el perdón fuera de ti. 

Empezar a ser el protagonista de tu propia vida, no vivir por otro. Vivir por ti. Que solo dependa de ti. "Venimos solo a este mundo, y nos vamos solos" siempre me dicen, sin embargo no creo que exista algo más maravilloso en este mundo que vivir para ti, pero saber que al lado hay alguien que vive para el, pero te ama como a nadie.

Eso es el amor, amigos, primero amarte a ti; luego aprender a amar a otro.