domingo, 27 de abril de 2014

Te extraño

Bebe, tan gordito y tragón, no había otro así de salvaje como tu para comer.
¿Te acuerdas esas idas y venidas cada viernes y lunes que teníamos que guiñarle el ojo al broder de la Usil que ya se había sentado en el último asiento libre, para que pueda acomodarte en el micro? Jajaja, tenías que aguantar mientras rebotabas en tu casa cuando te llevaba mientras caminaba por mi avenida favorita. Llegaba muerta, debo confesar, y no podía quedarme hasta tan tarde tampoco (aunque alguna vez visitaste a a la Negra en contra de tu voluntad), pero lo hacía con mucho gusto, porque luego me hacías reír tanto mientras te embadurnabas de "sangre" todo el pecho blanco cuando comías sandía hasta reventar.

Me siento culpable, ¿sabes? Desde que ya no estás me siento así... Debí darte más tiempo, preocuparme más por ti y no haberte vuelto a dejar. Debí ponerme fuerte en mi casa y tenerte conmigo, pero que me iba a imaginar todo lo que vendría.. Lo lamento tanto, verte así, tan triste y sin ganas de hacer nada, ni de comer... Comer que era lo que más te gustaba. 

Eras todo un talento, listo para el circo y el espectáculo. Y toda una figura pública, no existía nadie que se pudiera resistir a tu encantos y tu sex-appeal, eras el mejor. 

Te extraño.

domingo, 13 de abril de 2014

Aplausos Para Mi

Me levanto, sufriendo como siempre. Cada alarma suena pasado cinco minutos la anterior, y decido pararme de mi abrigada cama como cada lunes, martes, miércoles, jueves y viernes (un abuso, lo sé). No tengo necesidad de llorar, pero tampoco de bailar; solo me levanto y me voy, porque tengo que hacerlo, porque quiero hacerlo, porque no puedo perderme a mi misma de nuevo.

Pensando estas semanas, que soy una persona promedio, normal, de buenos sentimientos, pero una perra con la gente que lo merece (soy mujer, ¿qué esperas?), tolerante, un poco jodida con la gente que me quiere, pero bacán al fin. He ido aprendiendo que caminar sola no está tan mal, que ir pensando, mientras lo hago, en todas las cosas que tengo que hacer, me hace sentir ocupada y no pensar en otras que no ayudan; no significa que me estoy mintiendo a mi misma y que, por el contrario, mi cerebro, mi cuerpo y mi corazón están entrando en una sinergia bien bonita. Los tres están algo desquiciados (cada uno a su manera), pero juro que se están esforzando por mí. Trato de no ser egoísta (como tu) y dejarte en paz, para estar en paz conmigo misma, y es increíble. 

Jamás pensé que en medio de todo este revoloteo y trances cerebrales, y de corazones rotos, llegaría a mi un motivo demasiado fuerte (que le ha ganado a todo, incluso a ti) para estar maravillada, después de muchos meses, de mi vida, de mi, de esta cojuda que siempre antepone a los que ama antes que a ella. Un año de sacada de mierda, un verano con vacas en la selva y regresar a Lima para cerrar el trato. Sentir por primera vez que podría estar lista para el mundo, y que atrás mio esta el mejor. El hecho de pensar que no voy a tener tiempo para nada, me hace más feliz aún. Amo dormir, comer, ver tele, por horas de horas, simplemente amo hacer nada, y a pesar de amar todo eso por 22 (casi 23) años, esto no tiene punto de comparación siquiera, es tres millones de veces mejor que cualquier cosa (que cualquier plato de carne frita con plátano, salsa golf y un película a tu lado).

Cuántas veces he querido correr, hasta desaparecer. Pero es imposible que el mundo gire alrededor de alguien, solo te das cuenta que un persona no es lo suficientemente fuerte y poderosa para mover todo tu mundo (así esta sí valga la pena y sea buena), escapa hasta de sus manos, mucho menos va a depender de las tuyas, por más que creas que son lo suficientemente grandes para ayudarla.

Pero, no me malinterpreten. Duele, duele y muchísimo. La pena que crees infinita está ahí, respirándote en la nuca cada vez que crees que te safaste de ella, y te va a acompañar por un largo tiempo, quizá y hasta se vuelvan mejores amigas. Pero con cada logro la combates, y esa amistad se va perdiendo (son como esas amigas que hablan mal de ti a tus espaldas, te enteras y la mandas a la mierda). A pesar de ti, de la pena (mi mejor amiga por ahora), de Integral, a pesar de todo; siempre voy pensando las millones de cosas que tengo que hacer y me siento contenta, siempre voy pensando que no lo puedo decepcionar y me siento aterrada, pero segura. 

Qué pena no poder contarte en la cara todo esto, qué pena no poder volar contigo
(y que hayas preferido ponerte en subasta a cualquier postor).



Pero ahora, solo tengo aplausos para mí, por darme cuenta de eso.