domingo, 27 de abril de 2014

Te extraño

Bebe, tan gordito y tragón, no había otro así de salvaje como tu para comer.
¿Te acuerdas esas idas y venidas cada viernes y lunes que teníamos que guiñarle el ojo al broder de la Usil que ya se había sentado en el último asiento libre, para que pueda acomodarte en el micro? Jajaja, tenías que aguantar mientras rebotabas en tu casa cuando te llevaba mientras caminaba por mi avenida favorita. Llegaba muerta, debo confesar, y no podía quedarme hasta tan tarde tampoco (aunque alguna vez visitaste a a la Negra en contra de tu voluntad), pero lo hacía con mucho gusto, porque luego me hacías reír tanto mientras te embadurnabas de "sangre" todo el pecho blanco cuando comías sandía hasta reventar.

Me siento culpable, ¿sabes? Desde que ya no estás me siento así... Debí darte más tiempo, preocuparme más por ti y no haberte vuelto a dejar. Debí ponerme fuerte en mi casa y tenerte conmigo, pero que me iba a imaginar todo lo que vendría.. Lo lamento tanto, verte así, tan triste y sin ganas de hacer nada, ni de comer... Comer que era lo que más te gustaba. 

Eras todo un talento, listo para el circo y el espectáculo. Y toda una figura pública, no existía nadie que se pudiera resistir a tu encantos y tu sex-appeal, eras el mejor. 

Te extraño.

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