miércoles, 18 de noviembre de 2015

Cabras y cabros

Según los chinos, este era mi año. El de la Cabra. No he visto una sola y triste cabra hasta hoy, ni literal ni metafóricamente. Dejé de escribir, dejé de nadar, dejé de sorprenderme por las cosas más simples, dejé que amar lo que me gustaba hacer. Este año han pasado muchas cosas, las he visto pasar, mejor dicho, a mi lado; como un tren que alardea su salida, que se está yendo sin ti, parada con el ticket en la mano esperando a alguien que nunca iba a llegar, por ese alguien te dejó el tren. No vuelvas a tener fe en la gente. La gente miente para obtener lo que quiere, y se miente a ella misma para hacerse creer que esta vez será diferente. En la única que debes tener fe es en ti, porque no hay nadie más que te conozca, aunque ni tu misma te hayas terminado de conocer aún. Pero alguien debe tenerte esperanza, ¿no? 

Como dije, ha pasado mucho (se ha ido mucho). Noviembre, y Wong ya me anuncia con sus luces y muñecos que ya llegó mi época favorita del año: Navidad. (Después de la de los Oscars, claro está). No han habido nuevas "aventuras" más que conocerme a mi misma. No han pasado cosas increíbles como pensé, pero ha sido un año rápido, duro, alentador al mismo tiempo, un año retador. Desobediente, que no se quedó callado. Como un niño malcriado que ya aprendió a contestar para defender sus argumentos. Me ha mostrado cosas que en mis años de universidad no había sido capaz de ver, de analizar. Como por ejemplo, que lo que deseamos, debemos anhelarlo y pelear, para alcanzarlo. Mi carrera, la acabé. Sin emoción, fue un día aburrido, porque no es el papel lo que pesa, es lo que pienso hacer con el. Viajar, trabajar, recorrer, ayudar, sentir gratitud de parte de los que se han cruzado conmigo. Tal vez mi error fue empezar sin metas planteadas, a veces me sentí un poco perdida. El otro año será diferente. Este ha sido un trance, lo he notado.

¿Las cosas positivas? Al fin estoy completamente sola. Algo que no sentía hace varias años atrás; siempre estabas ahí, aguardando en la oscuridad, esperando el tiempo correcto para volver, mi tiempo de vulnerabilidad. Hoy puedo decir que lo logré y no tengo más que agradecimiento, me has enseñado mucho. He crecido. He pataleado. He llorado. Pero también te he mandado al carajo, al fin. Y estoy feliz por eso. Me he cruzado con un par de ayudas en el camino, una más que otra pudo ser una salida (una real), pero no espero nada de ellos; solo que sean felices. Pensé escribir un libro, pero creo que el mundo aún no está preparado para eso, tanta honestidad a veces no es mirada con los mejores ojos. tan cruda, tan bruta, sin filtros que la hagan sonar más suave. La guardaré para mi.  

Pero no es lo mejor del año, no. El clímax ha sido darme cuenta de lo que soy capaz de hacer y de lo que quiero hacer. Una vida simple, y sola (por el momento), extender lo que se para que los que lo necesiten lo aprovechen. Un camino tranquilo. No quiero más cobardía. Este año lo he analizado demasiado, el lema el otro año es "no más cobardía". Nunca has arriesgado, hazlo ahora. Ve. 

El año que viene. No debo olvidarme de escribir. Ni dejar de jugar rugby, de amar el cine, de caminar por las noches, de mis audífonos fucsias cada vez que salgo, de comprar discos, de seguir a Cienciano a segunda, de los osos y de viajar. 

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